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  • Foto del escritorJorge Martinez

CATARATAS ES RENDIRSE A LA FUERZA DEL AGUA


Como un milagro más de la naturaleza emerge de la mismísima selva un espectáculo salvaje, 100% natural, impactante por donde se lo mire. Ante semejante poderío del agua quedamos reducidos a la pequeñez misma y con la boca abierta sólo podemos contemplar este regalo del universo.

Entrar en contacto con las Cataratas del Iguazú es una experiencia mística que nos despoja de cualquier egocentrismo. Es volver a la esencia de lo que somos: un mero grano de arena dentro de un sistema natural en que todo está interconectado. Bienvenidos a una de las siete maravillas del mundo!


Con la caída de 46 millones de litros por segundo o 18 piscinas olímpicas de agua por segundo, pocas cosas en el mundo pueden ser más impresionantes que contemplar las Cataratas en estado puro. Son 275 saltos de agua, el sistema de cascadas más caudaloso del mundo. La más alta, de 80 metros no puede tener mejor nombre: la Garganta del Diablo. Por la violencia de la caída emerge un humo blanquezino y se siente el sonido ensordecedor del agua. No se puede vislumbrar el fondo pero la imaginación nos pinta un universo de infierno.


Maravilla compartida


Declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 1984, pueden ser visitadas desde la orilla argentina o el lado brasileño. El 80% de los saltos están del lado argentino y el 20% restante del lado brasileño.

Ambos lados son diferentes y es imposible decidir cuál es el mejor; por ello que se recomienda visitar los dos lados porque como comúnmente se dice “del lado argentino se viven y del lado brasilero se tiene una vista panorámica”.

Un circuito de pasarelas de madera permiten llegar más cerca a las deslumbrantes caídas.


Para todos los gustos


Con la llegada de miles y miles de turistas, las Cataratas diseñaron programas atractivos para todos: para los más osados se puede experimentar vertiginosos descensos en rápel o navegar y empaparse en lanchas neumáticas cerca de las cascadas.

Desde Brasil se ofrecen vuelos en helicópteros para sobrevolarla. También hay excursiones nocturnas a la luz de la luna que son imperdibles.



Primavera en Iguazú


Aunque durante todo el año hay un clima cálido, en verano puede haber temperaturas excesivamente altas y no recomendables para recorrer los caminos. Por eso, sin duda la primavera es la época ideal para recorrerlas. Desde setiembre hasta diciembre el clima es favorable, no hay tantas lluvias y el clima es húmedo pero no tan caluroso.


El asombro no desaparece ya que las dimensiones de este lugar y el tamaño de su encanto merecen repetir. La admiración está presente durante toda la estadía porque es un verdadero viaje de los sentidos, un derroche de fuerza y belleza natural.


TIP: cuando estés ahí frente a ellas, intentá olvidarte de los cientos de personas que te rodean y hacé el ejercicio de rememorar a los primeros europeos que las contemplaron.

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