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Foto del escritorJorge Martinez

BARCELONA, LIENZO EN BLANCO DE GAUDÍ

Actualizado: 11 sept 2018



Barcelona tiene merecidísimo el adjetivo de “mágica". Tiene ese no sé qué, ese carisma que la hace distinta a todo. No por nada fue el lienzo en blanco de Gaudí, donde pudo plasmar todo su universo creativo.


Ya sea en un partido de fútbol, caminando por los callejones del Barrio Gótico, comiendo parado en un bar de pinchos o admirando las creaciones del gran maestro Antoni Gaudí, la sensual Barcelona destila modernismo, innovación y diversión asegurada.



Rompedor de moldes


No hay Barcelona sin Gaudí, son y serán el uno para el otro. Nacido en 1852, creció en una familia de caldereros en la pequeña ciudad de Reus, a unos 100 km de Barcelona, adonde se mudó en 1868 para estudiar arquitectura. Su primer gran trabajo fue la Casa Vicens, actualmente Patrimonio de la Humanidad. Gracias a esta obra, el magnate Eusebi Güell, impresionado se contactó con el artista y fue su gran mecenas. El arquitecto de la naturaleza siempre dijo que su principal fuente de inspiración eran las rocas, las formas geológicas, sus curvas y siluetas caprichosas.

“TODO SALE DEL GRAN LIBRO DE LA NATURALEZA” Gaudí


Supo romper todos los moldes trabajando de forma innovadora e impactante, experimentando con materiales, colores, figuras.



Su muerte, una tragedia inesperada


Falleció el 10 de junio de 1926, tres días después de ser atropellado por un tranvía. Confundido con un mendigo nadie acudió a su auxilio, no se percataron que ese anciano desaliñado y vestido con ropas sucias era el creador de la Sagrada Familia.


Gaudí fue más que un arquitecto, fue un artista en superficies. Hoy el genio y revolucionario es un emblema mundial de la ciudad condal. Sus creaciones despiertan pasiones y son los lugares más visitados de Barcelona.


“LA RECTA ES DEL HOMBRE, LA CURVA ES DE DIOS” Gaudí



La Sagrada Familia, su gran obsesión (1883-2026?)


Es el alma de Barcelona. Ella se asoma como un castillo en el cielo que te ciega con su extravagancia. Gaudí asumió el control de su construcción en 1883 y fue su gran obsesión durante más de 40 años hasta su muerte.

Es distinta a cualquier iglesia en la que hayas estado. Sus columnas impresionantes se ramifican en la altura como árboles, la piedra tallada parece papel doblado y los vitrales dibujan un arco iris. La basílica desde siempre en construcción está programada para darle sus últimas pinceladas en 2026.


Casa Vicens, la primera obra de Gaudí (1883-1885)


Luego de 130 años de vida privada, la casa de azulejos cerámicos blancos y verdes, dispuestos a modo ajedrezado y combinados con azulejos con motivos florales, se transformó en 2017 en un museo abierto a locales y turistas.


Poco después de finalizar sus estudios de arquitectura, el joven Antoni Gaudí recibe el encargo por parte del Sr. Manuel Vicens de construir una casa de veraneo para él y su mujer en los terrenos que había heredado en la calle de Sant Gervasi (la actual calle de las Carolinas), en la antigua Vila de Gracia.



Palau Güell, enigmático palacio urbano (1886-1890)


Rodeado de edificios pobres, casas de prostitución y cabarets, el palacio se encierra sobre sí mismo para crear una isla de lujo y sofisticación en mitad del Raval. Fue la primera obra importante de Gaudí. Encargada por el magnate Eusebi Güell quien se interesó enseguida por el creador. De estilo gótico y tipo catedral, es una obra aparentemente sobria, casi carente de decoración exterior. Evidentemente se trata de algo deliberado y, una vez en el interior, se vuelve más opulenta. Se eleva en mitad del casco histórico y no, como otros palacios, en el Ensanche.



Park Güell, jardín encantado (1900-1914)


Aquí no existe ni una línea recta. Todo es una unidad perfecta, un lugar mágico desde cuyas alturas se puede contemplar Barcelona en todo su esplendor.

Sus cerámicas llenas de colores vivos y brillantes, sus majestuosas columnas y el simpático dragón que se convirtió en una suerte de mascota de la ciudad son imperdibles. El parque alberga la casa en la que Gaudí vivió durante parte de sus vida y fue escenario de varias películas, series de televisión y sesiones de fotos.



Casa Batlló, maravilla modernista (1904-1906)


El señor Josep Batlló hizo el encargo de remodelar un antiguo edificio a Antoni Gaudí con total libertad y vaya si lo hizo. Esta magnífica obra de Gaudí, en pleno Paseo de Gracia, es la confirmación definitiva entre arquitectura y arte. Su estructura imaginativa y traviesa es como algo salido de Alicia en el País de las Maravillas o de la fábrica de chocolates de Willy Wonka con sus llamativas chimeneas y su patio de luces sin igual. Es imposible visitar este edificio y no creer que su autor tenía alguna clase de magia creadora.

Tip: no te olvides de asomarte por el ojo del dragón cuando subas a la azotea y podrás ver la Sagrada Familia en la lejanía.



Casa Milà, arte en piedra


En el Paseo de Gracia esquina de calle Provenca está la casa Milà. También conocida como La Pedrera, por su similitud con una cantera a cielo abierto. Sus sinuosas curvas hacen que resulte difícil creer que lo que están viendo los ojos sea piedra.

Parece una nave espacial o una criatura marina gigante. Supuso una innovación total en su tiempo, alejándose incluso de los esquemas propios del Modernismo para convertirse en un estilo propio y rompedor.



A diferencia de otros, la obra de Gaudí parece estar viva, respirar por ella misma. Es un universo de gigantescas esculturas más que simples obras arquitectónicas.

En 1984 fueron declarados Patrimonio de la Humanidad el Palacio Güell, el Park Gell y la Casa Milà. Y en 2005 la Sagrada Familia, las casas Battló y Vicens y las criptas de la Colonia Güell.



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