En el bellísimo nordeste brasileño, a solo 85 kilómetros al sur de Natal existe un paraíso de cuatro letras: PIPA.
Otrora aldea de pescadores, ahora es destino hippie chic con sofisticada hotelería, noches tecno y de forró y claro las magníficas playas de siempre.
Vida slow
En este pueblo de unos 5000 habitantes, todavía se respira al ritmo de una villa de pescadores. Se enciende al amanecer, se descansa a la siesta y a la tarde cuando empieza a caer el sol se encienden sus callecitas de adoquín de subidas y bajadas.
Asentado sobre acantilados y dunas, en Pipa hay que elegir el estilo de vida slow. Todo acá está pensado para el descanso: hay hoteles cinco estrellas, en clave comodidad, hay bungalows diseñados para el romance y complejos planificados para el relax a modo de spa.
Playas soñadas
Enmarcado en un serpenteo de playas paradisíacas, el mar tibio ronda los 28 grados. Cada playa es bien distinta de la otra. Las hay con acantilados, con piedras enormes o con piscinas naturales; con gente, sin gente; con delfines, con olas, sin olas, con barcitos y sin ellos.
Tip: tené en cuenta que para bajar a la playa salvo la céntrica hay que hacerlo por escaleras, que pueden llegar a tener más de 130 escalones.
El sol quema en estas latitudes por eso el protector solar es un infaltable, so pena de tener que perderte días d playa por insolación!
De tardecita cuando el sol se despide, te podés pasar horas caminando por sus callecitas, chusmeando las galerías de arte, las tiendas de ropa (no te pierdas La Plage) y los locales de artesanías.
Sentite cómodo o "Fica a vontade", es la frase de cabecera de los amables lugareños toda vez que entres a un negocio. Su encanto es que su gente se mueve sin apuro y va siempre relajada, como si viviera junto a vos unas vacaciones.
La noche también se disfruta
A contramano con la tranquilidad de sus playas, la noche de Pipa es un atractivo imperdible con diversión asegurada.
Sobre Avenida de los Golfinhos, la calle principal, se mezclan la sofisticación de los restaurantes de cocina internacional con espetos corridos, donde podés probar platos típicos mientras disfrutás de una hermosa vista al mar.
La música es un must en todas sus versiones: rock, salsa, techno, reggae, pop.
Las crêperies se alternan con los supermercados, y las heladerías familiares con los bares para los más jóvenes.
Estate atento a las fiestas temáticas en la playa, van variando el tema y la playa se tiñe de gente descalza bailando a la vera del mar con músicas y tragos haciendo de cada noche una especial para recibir el amanecer.
Prestá atención porque puede ocurrir que en la plaza de Pipa, por la noche, puedas ver una auténtica ronda de capoeira.
Cualquiera que sea el plan en el que decidas ir, con amigas, con hijos, estrenando pareja o de festejo por tus diez años de noviazgo, te vas a sentir cómoda, porque Pipa da para todo.
Y todo el año: su temperatura promedio anual es de 28 grados, con 300 días de sol.
Tips organizativos:
Para llegar: tenés que tomar la BR 101 desde el aeropuerto internacional de Natal y, de camino, mientras vas en el bus o en el transfer, podés ir relajando el cuerpo y serenando la mente.
Andá liviano: para pasarla bien en Pipa, solo hacen falta el traje de baño, las ojotas y el protector solar.
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